jueves, 20 de mayo de 2010

eL jUeGo y eL dEsArrOlLo fíSiCo


El juego contribuye al proceso de maduración, separación e independencia motriz. Mediante el movimiento y la acción el niño va adquiriendo coordinación motriz, equilibrio, fuerza, dominio en la manipulación de objetos, va desarrollando sus capacidades sensoriales y destrezas.
A través del cuerpo conoce el mundo exterior y se relaciona con él.

Desde los primeros días de vida, incluso podríamos remontarnos a la vida intrauterina, el bebé con sus movimientos está explorándose y explorando su entorno más inmediato. Al descubrir una pauta de acción la repite y ejercita hasta dominarla y experimentar el placer al comprobar sus consecuencias inmediatas.

Con los juegos sensorio motores el niño va madurando porque a través de ellos, forma esquemas de acción que va aprendiendo volviéndose cada vez más complejos.

Esto fomenta el desenvolvimiento de las funciones psicomotoras, completando los efectos de la maduración nerviosa y estimulando la coordinación de las distintas partes del cuerpo.
Gracias a sus desplazamientos y manipulaciones el niño construye sus primeras nociones de tiempo, espacio, número, textura, color, causalidad, etc. El juego le permite reconocer el mundo de las cosas y adaptarse a él.
En el primer año de vida va consolidando y dominando los logros alcanzados. Poco a poco
va integrando objetos y a otros niños lo que le va proporcionando otras experiencias.
En los tres primeros años adquiere cierta capacidad visomotora y un mayor control muscular.
Poco a poco los juegos le van llevando a asegurar los logros obtenidos y a adquirir nuevas destrezas: construcciones, apilar, encajar, hacer rodar, golpear, equilibrio, correr, saltar, patear, voltear, arrastrar, deslizar, etc.

De un juego más individual va iniciándose en el juego colectivo y grupal y cuando ya ha adquirido la capacidad motora y el lenguaje se inician en el llamado juego turbulento donde la coordinación motriz y la socialización del niño son claves: carreras, saltos, perseguir, huir, golpear, hacer cosquillas, etc. Las destrezas motrices se van consolidando y van apareciendo juegos de encajar, puzzles, construcción, clavar, unir, separar, etc. Juegos que le van preparando para la escritura, juegos de precisión visomotora.

Hacia los 5 años el niño gusta de juegos en los que él se impone la norma, son juegos repetitivos: subir las escaleras de dos en dos, saltar un cuadro sí y otro no, pisar por las losas de determinado color, etc. Juega constantemente con el cuerpo, lo ejercita.
Entre los 6 y 8 años los juegos motores son colectivos y prima la carrera, el equilibrio, el salto.

Todos los juegos deben llevar a la adquisición de un control y conocimiento cada vez mayor de todas las partes del cuerpo y sus posibilidades y limitaciones y control.

Un adecuado conocimiento y control motor llevan al niño a explorar el mundo exterior, construir nociones básicas, desarrollarse, liberar tensiones y relacionarse con los demás.

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